Que me gustaria...

Este blog busca un espacio para hablar de los acontecimientos que rodean a la maternidad y a la paternidad desde todos los puntos de vista. Crear foros de debates vistos desde posicionamientos, que aunque posiblemente contrarios, se orienten hacia modos positivos de diálogos. Compartir saberes. Avanzar en los desencuentros. Replantear nuevos modos y modelos de hacer. Progresar desde la incertidumbre. Hacernos reflexionar, cuestionarnos posturas cerradas. Ver en que puntos coincidimos y trabajar juntos en ese encuentro.

domingo, 2 de junio de 2013

UN DIA PARA EL RECUERDO…



REFLEXIÓN INICIAL: Hoy solo quiero dejar constancia de lo importante que ha sido y es Tara para nosotros. De lo imprescindible que es valorar la vida, sea de quien sea. De lo necesario que es poner en corazón en compartir cada día con lo que la existencia nos ofrece. De lo importante que es disfrutar de cada momento. De lo primordial que es recordar lo bueno que nos dejó un pasado vivido. Y sobre todo, de lo esencial que es dejar abiertas las puertas del corazón para que entren nuevas vivencias.

En casa estamos todos tristes. Algunas personas tal vez no nos entiendan pero otras posiblemente se encuentren identificadas con nuestros sentimientos…en eso consiste el respeto.

Hace un día nuestra Tara ya no nos acompaña. Era una perrita, nuestra compañera fiel durante años. Nuestra aliada de fiestas y de días más oscuros. Llegó a casa de una manera inesperada, llegó para unos días y se quedó en nuestros corazones para es resto de la vida.

Tara nació para un objetivo: hacer felices a quienes estaban cerca. La compró un señor mayor como regalo para su mujer a quien le habían detectado un cáncer…después la “dejaron” a nuestro cuidado. Como es sabido, no solo somos los humanos quienes elegimos a los animales, ellos del grupo familiar optan por un miembro en concreto…es posible que como no cuentan con raciocinio sino con la sabiduría que ofrece el instinto, Tara eligió a Elisa, su pareja ideal.

No sé que cosas habrán compartido ambas. Solo las paredes de su cuarto cuando vivían en nuestro hogar y últimamente los espacios de su nueva casa, sepan guardar esos secretos. Lo que sí puedo asegurar es que su relación ha hecho que mi chiqui haya superado baches importantes en su vida y la ha acompañado en significativas tomas de decisiones. Mi Elisa es como es, porque parte de su existencia ha sido junto a Tara y eso es imborrable.

Hablar de animales en un blog que habla de crianza, hijos, embarazos…puede que parezca extraño, pero no, no lo es.

Existen innumerables estudios científicos validados que evidencian como los animales (algunos en concreto) pueden aumentar la calidad de vida de las personas, especialmente si existe una discapacidad o se pasa por un trance traumático... 
No es fácil tener un caballo o un delfín pero los niñ@s que aprenden a convivir con algún animal pequeño, especialmente con un perro, ejercitan capacidades desconocidas, aumenta su autoconfianza, valoran el sentido de la lealtad y el respeto…y mucho más.

Yo puedo incluso hablar desde mi propia experiencia.
Nací cuando en mi casa existía una perra llamada Leona. Hace 56 años de aquello y la recuerdo como si fuera ahora mismo. Mis primeras evocaciones de los 5 años empiezan con ella. Recuerdo su color (anaranjado como las leonas auténticas) y su mirada. Como se dejaba acariciar y como acompañaba mis pasos inciertos.

Mi vocación sanitaria tal sea un regalo que ella me brindó. Cuando sus días estaban terminando, solo era yo, a mis 5 años, quien podía ponerle las pastillas en la boca para tomársela…nadie lo conseguía. Mi Leona me enseñó que era eso de “morirse”, ese irse para no volver…pero quedar viva en mi corazón.

Tras ella hubo otros…Paloma, Eliot, Cuni, Pacha (esta se pasó 3 meses a los pies de mi cama cuando estuve enferma…tenían que obligarla a comer…) de todos guardo innumerables recuerdos, porque todos compartieron parte de mi vida…
La cunita moisés que las niñas usaban para meter a sus muñecos, yo la utilizaba para acunar a mis perros recién nacidos… ¿Cómo no me iba a gustar de adulta cuidar a los bebés?...
De nuevo apareció en mi vida otra Leona (hija de la anterior). Cuando me la regalaron se llamaba Diana (yo le cambié el nombre). Era de la Matrona de Salteras (era la primera vez en mi vida que me enteré en qué consistía esa profesión). Yo tendría unos 10 años… ¿Quién puede no asegurarme que mi vocación de enfermera especialista en pediatría y matrona no parte de mi relación con los perros?...

Sea como fuere, lo que si tengo claro es cómo influyeron en mi vida por una simple razón: mi capacidad para relacionarme con los demás. Siempre fui tímida y solitaria. Me costaba un mundo expresar sentimientos. Y todos mis perros me enseñaron, sin palabras, lo que es compartir y dar sin necesidad de nada a cambio.

Antes de Tara también nos acompañó Diplo…pero esa es otra historia. Ahora nos acompaña Cuni e Indi…una historia aún por escribir…

Tras un año de silencio…y gracias a TARA…me comprometo a mantener de nuevo activo este blog que con tanta ilusión comencé…gracias Tara por habernos elegidos, es posible que algún día nos reencontremos…estarás panza arriba cuando llegue, de eso estoy segura.