Que me gustaria...

Este blog busca un espacio para hablar de los acontecimientos que rodean a la maternidad y a la paternidad desde todos los puntos de vista. Crear foros de debates vistos desde posicionamientos, que aunque posiblemente contrarios, se orienten hacia modos positivos de diálogos. Compartir saberes. Avanzar en los desencuentros. Replantear nuevos modos y modelos de hacer. Progresar desde la incertidumbre. Hacernos reflexionar, cuestionarnos posturas cerradas. Ver en que puntos coincidimos y trabajar juntos en ese encuentro.

lunes, 7 de octubre de 2013

SOBRE EL AMOR… La fuerza que impulsa mi vida…



REFLEXIÓN: Deseamos amar y ser amados…si…pero… ¿somos realmente conscientes de cómo nuestra vida cambia, se trastoca y nos sumerge en un mal de dudas?…
El amor ¿todo lo puede o todo lo distorsiona?
El amor… ¿nos ayuda o nos entorpece?...
Hablo del AMOR con mayúsculas…del amor por los  hij@s, entre parejas y amig@s, entre familiares y desconocidos…en definitiva, hablo del motor que mueve las vidas…o al menos…la mía.


Durante todo el tiempo que mi blog ha permanecido en silencio, mi vida ha estado gratamente llena de sonidos felices. Tristemente, llena de vacíos y dudas sobre el amor y el desamor…y penosamente inmersa en el dolor tras las despedidas de seres a quienes amaba y sigo amando aunque no estén en este pequeño/gran espacio llamado mundo.

Los sonidos me han hablado de parejas que han comenzado nuevos recorridos juntos, de risas y susurros, de palabras tiernas, del llanto maravilloso de mi primer nieto…del llanto amargo de las despedidas… algunas circunstanciales y otras definitivas.

La tristeza ha invadido el vacío que he sentido cuando he pensado en las parejas cercanas a mi vida que, tras un largo periodo de vivencias compartidas, cerraron episodios y años en común…De hijos que emigran sin pasaje de vuelta…De la pena dolorosa de la muerte de uno de los seres más entrañables de mi familia…

La vida, la vida… ¿Quién comprende a la vida? Y el amor ¿Qué pasa con el amor?... ¿Cómo empieza?... ¿Por qué acaba?... ¿Cómo mantenerlo vivo?...

Intentando valorar los resquicios de mi actual desinformación sobre el tema, busqué un programa que hacia tiempo vi en TV en el programa de Eduart Punset (REDES) y encontré la interesante entrevista realizada a la Antropóloga Helen Fisher, investigadora del Departamento de Antropología de la Universidad de Rutgers, EE.UU. que ha conducido un extenso estudio sobre la evolución, la expresión y la ciencia del amor. Es autora de varios libros como ¿Por qué amamos?, que describe cada aspecto de la experiencia de enamorarse desde un punto de vista científico.

Del tema existen innumerables opciones para valorar e infinitas posibilidades para opinar. Del amor han  escrito filósofos y poetas, escritores trasnochados y románticos…y… ¿Por qué no iba a escribir también yo?...

Del amor, opinan los antropólogos, que es un hecho cultural e incluso un maremagnum de hormonas alteradas…todo ello cargado de gran cientificismo… ¿Quién lo diría?...

Cuando nos “enamoramos” (ya sea de una pareja o cuando vemos por primera vez a nuestro BB recién nacido) es cierto que nuestros sentidos se encuentran “exaltados”… ahí entran en juego las hormonas, especialmente la Oxitocina, descrita per se como la “hormona del amor”. 
Vemos lo nunca visto. Las pupilas se dilatas, la mirada brilla con intensidad. Todo nos parece más vívido, más intenso…Colores que desconocíamos aparecen ante nuestros ojos. Nos miramos  y... ¡milagro! …nos entendemos...sin palabras…

Olemos con tanta intensidad cualquier aroma que, otrora inexistente, puede dejar una huella indemne y evocadora de por vida…Aquel perfume que llevaba tal día…en aquel lugar... El olor del cuerpo de un BB recién nacido…todo vuelve a la mente.

Oímos sonidos inesperados que nos erizan el vello de la emoción…Nos susurran palabras tiernas al oído, nos dicen que nos quieren…y no dudamos en creerlo…porque…puede hasta ser verdad ¿por qué no?... ¿y aquella canción que sigue viva en nuestras mentes en momentos únicos?... ¿quién no tiene su propia melodía?...¿quién no se ha estremecido de emoción ante el primer llanto de un nuevo ser?...

El amor tiene un sabor exclusivo. No existe amor que no se asocie al sabor de una buena comida…Aquella mesa inmensa rodeada de amig@s y seres queridos...Aquellas velas tintineando frente a nuestro ser elegido…Aquella copa de champán…Y que decir del sabor de los besos lentos, de los besos profundos, de los besos largamente esperados…del roce suave del beso de los niñ@s...

Y la piel…nuestro órgano más sensible, nuestro órgano mayor porque abarca todo el cuerpo…La piel nos puede, la piel nos pierde, la piel nos eleva a lugares insospechados…nos sumerge en sensaciones tangibles, vivas, necesarias…el roce de nuestras manos, las caricias tiernas que nos elevan, el roce exclusivo de la nueva vida que nace… ¡ay el amor!...el amor…

Del amor se ha dicho de todo pero…del amor, desde mi humilde punto de vista, está TODO por decir, porque el AMOR es un sentimiento personal e intransferible y es tan variopinto como somos todos los seres humanos que hemos sidos “tocados” en alguna ocasión por esta pasión para bien o para mal…

Entender el amor de pareja es tal vez el más complejo. Amar a un hij@, a unos padres o a l@s amig@s “parece” espontáneo pero… ¿Es esto cierto? ¿No tiene todo amor un complejo componente marcado por la posesión del ser amado?...

¿Quién nos otorga el derecho para no dejar que cada uno pueda vivir lo que realmente desea en su vida?... ¿Por qué sentimos a veces que el “otro”, llámese madre/padre, amiga/amigo, amada/amado… acapara más espacio del permitido?...

Posiblemente sea algo intrínsico que está gravado desde nuestra más tierna infancia o algo cultural, según una visión antropológica, lo que ha veces nos lo impide. Es difícil el amor sin intromisión…Pero la vida es solo una. Si no somos hindúes y de entrada no creemos  en reencarnaciones ni nada parecido, estamos mientras estamos, después ¿quién sabe?

Las personas, en principio, somos dueñas de nuestra capacidad para tomar decisiones conscientes, pero no lo somos de los sentimientos que surgen desde ese espacio desconocido donde las emociones entran y salen sin permiso. Hablo de ambas partes, por los implicados en el mismo acto de amar.

Desear controlar lo incontrolable solo puede causar sufrimiento. No solo para quien lo siente, sino para aquellos que lo perciben.
Engañarnos a nosotros mismos no nos hace bien. Está pegado a nuestra forma normalizada de transitar la vida, pero no es bueno. Pero ¿por qué lo hacemos?  ¿Nos aporta felicidad?...

Uno a veces piensa ¿para que cambiar lo que tengo? Si me va bien…pero ¿realmente nos va tan bien?... ¿no existen cosas o mejor dicho otras personas con quienes nos gustaría compartir lo que vivimos?...Siempre nos ponemos trabas. Ya soy mayor. Que más puedo pedir. Pero en realidad si miramos, con total sinceridad, en nuestra alma, puede que encontremos grandes y graves resquicios. Tratamos de cubrirlos de mil maneras, pero no siempre nos sale bien y eso nos guste o no, se nota y desde fuera se nota demasiado.

Amar es sentirse libre.
Amar no precisa de engaños.
Amar es ser sincero con el presente.
Amar es mirar hacia el futuro con dudas, porque nada tiene que ser para siempre.
Amar es tener el derecho de soñar.
Amar es saberse vulnerable y poder equivocarnos.
Amar es compartir algo más que los días que van pasando. Amar no debe hacernos sentir vergüenza.
Amar no es una obligación.
Amar es tener confianza.
Amar no es servidumbre enmascarada de dedicación y afecto.
Amar… son tantos sentimientos difíciles de explicar…

Cuando uno ama y conoce de “verdad” a la otra persona, sabe leer en su mirada, en sus gestos y en sus palabras no dichas, que existe una necesidad no cubierta.
Cuando uno ama de verdad es capaz de perdonar a veces lo imperdonable, o al menos cuestionable.
Cuando uno ama de verdad, necesita espacio para no sentirse humillado, ni insultado, ni comparado.
Cuando uno siente que es amado de verdad, no puede sentirse tan solo a pesar de estar rodeado de otros, no sentir el vacío insondable que deja la ignorancia, ni sentirse desplazado.
Cuando se ama de verdad no es preciso elevar la voz, porque el amor se expresa en susurros.
Cuando uno ama de verdad se puede dialogar, se puede decir la verdad aunque no siempre nos guste.
Amar de verdad es difícil y no es una obligación.

El tiempo compartido, si además es mucho, crea lazos y afectos inmensos, pero eso no siempre es amor, o al menos el amor que esperábamos.
Se puede vivir el día a día con tranquilidad, sin grandes sobresaltos, pero eso no siempre es amor, sino acostumbramiento.
Se puede compartir hijos, casa, sueldo, horas de asueto y tiempo libre pero eso no siempre es amor, sino la existencia acompañada.

Amar es tomar decisiones, aunque nos equivoquemos.
Amar de verdad no puede hacer que cambiemos, no puede hacernos distintos para agradar al otro, aunque sí posicionarnos en su lugar para intentar entenderlo.
Amar de verdad es acompañar a quien se ama en los momentos difíciles y ayudarle a sentirse fuerte en las situaciones más delicadas.
Amar de verdad es compartir la dicha de los logros como si fuesen propios.
Amar es buscar y encontrar encuentros profundos para compartir y vivir.

Si encontramos cubierta estas necesidades en otra persona, si percibimos que nos necesita alguien externo a la pareja y le damos cuanto nos pide, ya no amamos  de verdad a quien comparte nuestra vida. Sin casi darnos cuenta perdimos por el camino ese amor. Podemos darle a ese sentimiento externo, con la otra persona, la palabra de amistad, pero no es más que un engaño enmascarado. La amistad, aunque difícil, es más tolerante y sencilla de mantener…Evidentemente el amor de l@s hij@s no entra en estos parámetros.

Dar marcha atrás también es justo, pero sobre todo necesario, porque la paciencia tiene límites y no tiene edad. A veces quien quiere volver puede que solo encuentre las huellas de la persona que se cansó de la espera. No estará. Parecerá que nunca existió y ya no servirá de nada volver a intentarlo.

El tiempo suele poner las cosas en su sitio. Pero no siempre vamos a encontrarnos en el camino esperando. De pronto un día, como tantos otros, nos podemos dar cuenta de que la espera duele demasiado y que ese cansancio nos absorbe hasta la extenuación… A pesar de todo…merece la pena probarlo, porque mientras exista vida, hay esperanza de cambios…
Para algunos seres queridos que no entendieron o compartieron sus necesidades ya no existe tiempo… se fueron posiblemente sin saber cuanto lo queríamos…

Esta reflexión personal y compartida me ayuda a posicionarme con todas aquellas personas a quienes, por un motivo o muchos, comparten mi vida. A mi familia, cercana y lejana. A mis amig@s presentes y pasados, pero siempre un regalo para mi corazón. A todos los seres a quienes he amado desaforadamente y ya no me acompañan, pero a quienes espero volver a ver en algún lugar maravilloso…Se que me esperan. Necesito creer que me esperan…porque si no es así la palabra AMOR con mayúsculas no sería más que el sinónimo de PENA y VACIO.


Para saber más:
http://www.eduardpunset.es/427/charlas-con/la-quimica-del-amor



PD: os regalo dos canciones. La primera habla del amor hacia un BB no nacido
La segunda es una de mis canciones preferidas cuando mi corazón se abría paso al amor romántico…


domingo, 2 de junio de 2013

UN DIA PARA EL RECUERDO…



REFLEXIÓN INICIAL: Hoy solo quiero dejar constancia de lo importante que ha sido y es Tara para nosotros. De lo imprescindible que es valorar la vida, sea de quien sea. De lo necesario que es poner en corazón en compartir cada día con lo que la existencia nos ofrece. De lo importante que es disfrutar de cada momento. De lo primordial que es recordar lo bueno que nos dejó un pasado vivido. Y sobre todo, de lo esencial que es dejar abiertas las puertas del corazón para que entren nuevas vivencias.

En casa estamos todos tristes. Algunas personas tal vez no nos entiendan pero otras posiblemente se encuentren identificadas con nuestros sentimientos…en eso consiste el respeto.

Hace un día nuestra Tara ya no nos acompaña. Era una perrita, nuestra compañera fiel durante años. Nuestra aliada de fiestas y de días más oscuros. Llegó a casa de una manera inesperada, llegó para unos días y se quedó en nuestros corazones para es resto de la vida.

Tara nació para un objetivo: hacer felices a quienes estaban cerca. La compró un señor mayor como regalo para su mujer a quien le habían detectado un cáncer…después la “dejaron” a nuestro cuidado. Como es sabido, no solo somos los humanos quienes elegimos a los animales, ellos del grupo familiar optan por un miembro en concreto…es posible que como no cuentan con raciocinio sino con la sabiduría que ofrece el instinto, Tara eligió a Elisa, su pareja ideal.

No sé que cosas habrán compartido ambas. Solo las paredes de su cuarto cuando vivían en nuestro hogar y últimamente los espacios de su nueva casa, sepan guardar esos secretos. Lo que sí puedo asegurar es que su relación ha hecho que mi chiqui haya superado baches importantes en su vida y la ha acompañado en significativas tomas de decisiones. Mi Elisa es como es, porque parte de su existencia ha sido junto a Tara y eso es imborrable.

Hablar de animales en un blog que habla de crianza, hijos, embarazos…puede que parezca extraño, pero no, no lo es.

Existen innumerables estudios científicos validados que evidencian como los animales (algunos en concreto) pueden aumentar la calidad de vida de las personas, especialmente si existe una discapacidad o se pasa por un trance traumático... 
No es fácil tener un caballo o un delfín pero los niñ@s que aprenden a convivir con algún animal pequeño, especialmente con un perro, ejercitan capacidades desconocidas, aumenta su autoconfianza, valoran el sentido de la lealtad y el respeto…y mucho más.

Yo puedo incluso hablar desde mi propia experiencia.
Nací cuando en mi casa existía una perra llamada Leona. Hace 56 años de aquello y la recuerdo como si fuera ahora mismo. Mis primeras evocaciones de los 5 años empiezan con ella. Recuerdo su color (anaranjado como las leonas auténticas) y su mirada. Como se dejaba acariciar y como acompañaba mis pasos inciertos.

Mi vocación sanitaria tal sea un regalo que ella me brindó. Cuando sus días estaban terminando, solo era yo, a mis 5 años, quien podía ponerle las pastillas en la boca para tomársela…nadie lo conseguía. Mi Leona me enseñó que era eso de “morirse”, ese irse para no volver…pero quedar viva en mi corazón.

Tras ella hubo otros…Paloma, Eliot, Cuni, Pacha (esta se pasó 3 meses a los pies de mi cama cuando estuve enferma…tenían que obligarla a comer…) de todos guardo innumerables recuerdos, porque todos compartieron parte de mi vida…
La cunita moisés que las niñas usaban para meter a sus muñecos, yo la utilizaba para acunar a mis perros recién nacidos… ¿Cómo no me iba a gustar de adulta cuidar a los bebés?...
De nuevo apareció en mi vida otra Leona (hija de la anterior). Cuando me la regalaron se llamaba Diana (yo le cambié el nombre). Era de la Matrona de Salteras (era la primera vez en mi vida que me enteré en qué consistía esa profesión). Yo tendría unos 10 años… ¿Quién puede no asegurarme que mi vocación de enfermera especialista en pediatría y matrona no parte de mi relación con los perros?...

Sea como fuere, lo que si tengo claro es cómo influyeron en mi vida por una simple razón: mi capacidad para relacionarme con los demás. Siempre fui tímida y solitaria. Me costaba un mundo expresar sentimientos. Y todos mis perros me enseñaron, sin palabras, lo que es compartir y dar sin necesidad de nada a cambio.

Antes de Tara también nos acompañó Diplo…pero esa es otra historia. Ahora nos acompaña Cuni e Indi…una historia aún por escribir…

Tras un año de silencio…y gracias a TARA…me comprometo a mantener de nuevo activo este blog que con tanta ilusión comencé…gracias Tara por habernos elegidos, es posible que algún día nos reencontremos…estarás panza arriba cuando llegue, de eso estoy segura.